6/14/2016

XV. Divina Misericordia

A principios de los 90 y como consecuencia de las experiencia vividas desarrollé una gran devoción por la Virgen María. Esto me llevaba a realizar periódicos viajes a San Nicolás de los Arroyos donde una vidente, Glagys Motta, recibía mensajes de Ella. San Nicolás estaba repleto de comercios, ingresé a uno de ellos y vi una imagen que me atrapó, era la imagen de Jesús en Vos confío. Nada sabía respecto a esta devoción en aquel momento, solo atiné a comprarla y ponerla en un lugar destacado de mi hogar.
En los 3 o 4 años subsiguientes me tocaron vivir experiencias personales muy dolorosas que hicieron que me alejara de Dios. La Palabra había caído en un suelo que no estaba aún lo suficientemente fértil. Asimismo mi relación con mi padre terrenal se volvió muy distante. Él también estaba alejado de Dios.
A mediados de los 90 trabajaba dirigiendo un instituto en una universidad privada. Una tarde llega a mi despacho lo que parecía ser un matrimonio y me piden si podían conversar conmigo unos minutos, les dije obviamente que sí. Se sientan frente a mi en el escritorio y comienzan a poner sobre el mismo material que incluía la imagen de Jesús en Vos Confío. Me quedé helado, reconocía la imagen pero no entendía de qué se trataba esa "reunión". El hombre me mira y me dice: venimos a verlo porque usted es el "encargado de salvar el Alma de su padre". Les pregunté: ustedes conocen a mi padre? No personalmente, respondieron. Comprendí que esta pareja sabía sobre mi y mi padre mucho más de lo que me podía imaginar. Les pregunto qué debía hacer yo para ayudar a mi padre y me comienzan a contar sobre la Divina Misericordia y que mi padre debía rezar todos los días unas oraciones que en aquél momento no conocía: Coronilla de la Divina Misericordia, Oración de Consagración, Oración a Santa Faustina y a Jesús Misericordioso. No recuerdo en qué orden debía rezarlas.
Me dieron material impreso para mi padre y para mí. Así fue que entré en contacto con la Divina Misericordia, que años atrás me había atrapado a través de una imagen (Jesús en Vos confío).
Mi padre, por intercesión de mi madre, accedió a rezar con ella todas las noches estas oraciones. Meses más tarde se produjo un gran cambio en mi padre, comenzó a decir que Jesús era su amigo. Pude acercarme a él nuevamente.
La Divina Misericordia no solo acercó a mi padre a Jesús, también me acercó nuevamente a Él y a mi padre. Nos tocó y salvó a todos.


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