9/18/2012

IV. El Abismo

Hasta los 32 años mi vida había sido "materialmente" casi perfecta. Dinero en abundancia, mujeres y éxito profesional. Durante el mes de junio de 1989 comencé a sentirme cansado del tipo de vida que llevaba. Ya no me llenaba conocer nuevas mujeres, comprarme nuevas cosas o tener más éxito profesional. En cuestión de días me sumergí en un profundo pozo depresivo, en un sin sentido absoluto. Ya no le encontraba más sentido a mi vida, me había cansado de todo lo que tenía. Ya no me interesaba más la vida, tal como la conocía. Me sentía como si tuviera 90 años. Como no creía realmente en nada, decidí ponerle fin a mi vida. Para qué seguir viviendo me preguntaba si todo lo que había deseado ya lo había tenido.
Sin embargo me invadió una idea que me asustó mucho: y si en realidad existe vida después de la muerte ? Si existe el Cielo y el Infierno ? Adonde iría a parar yo ?. Estaba casi seguro que al Cielo, no. Que había hecho yo de bueno para merecerlo ? Este temor sumado a mi soberbia me llevó a decir estas palabras: "Mirá Dios, yo no sé si existís o no. Pero si existís sabés que me voy a matar, así que te pido que por favor me demuestres claramente que existís y porque motivo tendría que seguir vivo." Escribo estas palabras y sigo sintiendo vergüenza de como le hablaba a mi desconocido Señor Dios. Que soberbio ignorante !
Como no me era posible dormir debido a la angustia que sentía decidí pasarme todas las noches rezando el Padre Nuestro y el Ave María. Porque elegí estas dos oraciones, que rezaba constantemente durante toda la noche, no lo tengo en claro. En aquella época me atraía mucho más el Hinduismo que el Cristianismo.
Siguiendo con mi soberbia le dí a Dios 7 días para que me contestara. Si al final de ese lapso no recibía respuesta alguna sería, para mi, prueba suficiente que Dios no existía y mi justificativo para quitarme la vida.
Durante esa largas y angustiosas noches en las que rezaba alternando un Padre Nuestro y un Ave María también prendía una vela blanca para que me hiciera compañía. Tampoco tenía en claro porqué lo hacía. Tan solo lo hacía hasta que una noche, creo que fue la quinta pero no estoy seguro, la vela comenzó a hacer explosiones como si fuesen fuegos artificiales. Este hecho realmente me asustó, no era algo "normal". Cuando terminan las explosiones la vela se apaga y siento la presencia de alguien en mi habitación. Estaba completamente despierto cuando esto sucedió. Repentinamente mi Alma fue transportada a otro plano superior de existencia donde se encontraba Jesús, dispuesto a explicarme cómo eran en realidad las cosas. Describo esta vivencia en el siguiente post.

No hay comentarios:

Publicar un comentario